Disfruta de una temperatura cálida en el cuarto de baño al tiempo que eliminas la humedad de albornoces y toallas con un radiador toallero. Un sistema de calefacción que puede ser de agua (conectado a la caldera) o eléctrico. Fijado a la pared, apenas ocupan espacio y son muy decorativos.
Una de las grandes ventajas que presenta este tipo de radiador es su diseño y estructura. No solo son muy funcionales sino que, además, complementan el estilo decorativo del cuarto de baño. Caldean la estancia y también secan tus toallas, albornoces o trapos.
Básicamente existen dos tipos de radiadores toalleros: de agua o eléctricos. En este sentido, el tipo de instalación que tengamos en casa –caldera que alimenta el circuito de radiadores o calefacción eléctrica- será determinante en la elección.
Una fórmula sencilla para calcular la potencia que necesitas para los radiadores eléctricos es estimar unos 80 W por cada metro cuadrado y al resultado añadirle un 30% extra para compensar el calor que absorben las toallas colgadas del propio radiador.
Ejemplo para un baño de 5 m2. 5 x 80W = 400W. Añadimos el 30%. El 30% de 400 = 120 W
400 + 120 = 520 W
Es aconsejable instalar el radiador contra los muros que dan al exterior o bajo las ventanas.
Además, el uso en el baño obliga a tener en cuenta algunas recomendaciones de seguridad. Los modelos de agua pueden ponerse en los espacios 2 y 3, mientras que los eléctricos solo pueden ubicarse en el espacio 3. Deben contar con un IP44 -grado de protección frente al polvo y la humedad-.
Los radiadores eléctricos no necesitan apenas mantenimiento, basta con limpiar la superficie con un paño.
Los de agua, además de la limpieza, necesitan una purga periódica. Esta labor consiste en vaciar el aire que haya podido entrar en la red de tubos y que impide y dificulta la entrada de agua caliente al circuito del radiador. Cuando el aire se elimina, el nivel de agua sube y el radiador vuelve a funcionar correctamente.