A la hora de escoger una nueva lavadora conviene tener en cuenta varios aspectos. Pero antes que nada, se debe medir el espacio donde se la va a instalar, ya que esto condicionará la elección.
La mayoría de los hogares españoles cuenta con lavadoras de carga frontal. En general, son más eficientes que las de carga superior: consumen menos agua, tienen mayor capacidad de carga y centrifugan mejor. Además, suelen contar con un menú más completo de opciones de lavado para ajustar los programas a necesidades concretas.
Algunas marcas ya ofrecen modelos que permiten añadir prendas durante el lavado, algo que era exclusivo de las de carga superior.
Dónde se las puede colocar. Estas lavadoras se pueden ubicar debajo de la encimera de la cocina, entre los muebles bajos. Al igual que otros electrodomésticos, como lavavajillas y neveras, hay lavadoras de tres tipos, según la forma de colocación:
Las de carga superior son, en general, más económicas. Su principal ventaja es que no hay que agacharse para cargar la ropa. Además, permiten añadir prendas cuando ya está en marcha.
Dónde se las puede colocar. Al ser compactas, ocupan menos espacio. Sin embargo, no se las puede colocar debajo de la encimera, que es la ubicación habitual cuando no se dispone de lavandería una zona de lavado específica. Además, hay que dejar espacio suficiente para abrir la puerta, midiendo bien la distancia libre entre lavadora y muebles altos o baldas.
La elección depende de la frecuencia de lavado, las personas que viven en casa y, por supuesto, los hábitos y necesidades personales.
A modo de orientación:
Es recomendable elegir siempre una lavadora con la capacidad de carga acorde con el uso que se le vaya a dar, ya que cuanta más capacidad tenga, más aumenta su precio y, por supuesto, su consumo.
Hay lavadoras que ofrecen la opción de media carga. Al seleccionarla, se reduce el consumo, aunque no a la mitad: por eso siempre conviene poner una carga completa.
Para evitar este gasto innecesario, algunas lavadoras incorporan un sistema más preciso que ajusta automáticamente el consumo de agua y electricidad a la carga real.
La eficiencia energética de un electrodoméstico determina su consumo: cuanto más eficiente sea una lavadora, menos agua y electricidad consumirá. Por eso, es recomendable elegir la más eficiente.
¿Cómo conocer la eficiencia energética de una lavadora? Basta con mirar la etiqueta energética europea, que clasifica los electrodomésticos de la A+++ (más eficiente) a la G (menos eficiente). En la actualidad, en el mercado español, solo se encuentran lavadoras clase A o superiores (A+, A++ y A+++).
Las más eficientes son más caras, pero ofrecen un ahorro constante en el consumo, por eso la diferencia en el coste del aparato se amortiza con el uso.
La velocidad de centrifugado se expresa en revoluciones por minuto (rpm). Cuantas más revoluciones alcance la lavadora durante el centrifugado, menos húmeda saldrá la ropa. Este aspecto es fundamental, sobre todo, en zonas húmedas o cuando no se dispone de una secadora. Hay que tener en cuenta que cuanto mayor sea la velocidad de centrifugado de una lavadora, mayor será su consumo.
No son recomendables lavadoras que ofrezcan menos de 600 rpm. Con 1.000 -1.200 rpm se suelen conseguir buenos resultados. Y las hay de hasta 1.800 rpm.
Para asegurarse de la capacidad de centrifugado de la lavadora, además de tener en cuenta las rpm, conviene mirar en la etiqueta energética europea el dato específico del centrifugado. Se trata de una clasificación que va de la A a la G: los centrifugados más eficientes llevan la letra A.
Todas las lavadoras cuentan, al menos, con tres programas: algodón, sintéticos y prendas delicadas. Muchas ofrecen múltiples programas de lavado, incluidos unos muy interesantes, como los Eco que permiten ahorrar agua y electricidad, o los ultrarrápidos de 15 minutos.
¿Qué programa necesito?
Conviene mirar con detenimiento cuáles son los programas que tiene una lavadora antes de comprarla. Lo que importa no es la cantidad de programas que ofrezca, sino que se ajusten a nuestras necesidades.
Sistemas de regulación automática.
Algunas lavadoras incorporan sensores y sistemas de regulación automática de la cantidad de detergente y de agua necesarias para cada colada, según el tejido, la cantidad de carga, e, incluso el nivel de suciedad de las prendas.
Otra prestación interesante es el “control de desequilibrios”: si la carga está descompensada, se redistribuyen las prendas evitando apelmazamientos. Así se consigue mayor estabilidad y menores vibraciones y ruido.
Las lavadoras suelen hacer más ruido durante la fase de llenado de agua y en el centrifugado final. El nivel de ruido se expresa en decibelios (dB).
¿Cuánto ruido hace una lavadora?
Este dato aparece obligatoriamente desde 2011 en la etiqueta energética europea, tanto del momento de llenado como de centrifugado.
Las lavadoras “silenciosas” no suelen superar los 50 dB durante el llenado y los 75 dB en el centrifugado.
Los sistemas de bloqueo automático de la puerta durante el funcionamiento de la lavadora son especialmente útiles cuando hay niños en casa. También es interesante, para evitar pequeñas fugas de agua, la apertura retardada.
Algunas lavadoras incorporan un sistema de seguridad novedoso capaz de detectar las fugas de agua en caso de avería
Ya hay lavadoras—y otros electrodomésticos, como neveras, aires acondicionados, etc.— con conexión wifi que se pueden controlar a distancia, desde el teléfono móvil o tableta. Sólo es necesario descargar una aplicación que permite programar o poner en marcha la lavadora, recibir alertas, saber cuándo estará lista la ropa, etc.