La elección del mecanismo depende de las características de la puerta y de la función que se necesita que cumpla.
En todos los casos, es necesario comprobar que el mecanismo elegido es capaz de soportar el peso y las dimensiones de la puerta. Para ello, revisa los datos técnicos del producto en concreto que quieras adquirir.
Se colocan en lugar de las bisagras tradicionales y aseguran un cierre suave y automático de la puerta.
Colocación de bisagras: una a 4 mm de la parte superior de la puerta y otra a 4 mm de la parte inferior. Si se instala una tercera bisagra: a 5 mm de la bisagra de arriba.
Hay dos tipos de bisagras con muelle de retorno:
Mide el grosor del marco para comprar una bisagra adecuada: las medidas más habituales son: 30, 40 y 50 mm.
También hay bisagras especiales para puertas que están instaladas, que no necesitan rebajar marco y puerta o que no necesitan premarco.
Cumplen la misma función que las bisagras con muelle: asegurar un cierre automático y suave de la puerta. La diferencia es que no reemplazan a las bisagras tradicionales: la puerta debe tener bisagras para soportar su peso. El pernio con muelle se añade como un elemento más. Para fijarlo, es necesario realizar un pequeño rebaje en el marco y la puerta.
También aseguran un cierre automático y suave de la puerta. Al igual que los pernios muelles, necesitan que la puerta esté instalada con bisagras. La ventaja frente a los pernios muelles es su fácil instalación: no es necesario rebajar puerta ni marco.
Son una especie de freno, evitan el golpe de la puerta con el marco: no aseguran el cierre automático de la puerta (si esta no es empujada), pero ralentizan su cierre en el último tramo para evitar portazos.
Aptos para exterior: si la puerta da al exterior (como puede ser la puerta de entrada a un portal) asegúrate de que el retenedor es de un material resistente a la humedad.
Estos mecanismos cierran las puertas automáticamente y evitan los portazos. Son los más utilizados en los portales de las comunidades de vecinos.
Permiten regular la velocidad y potencia del cierre.
Los hay para puertas de peso desde 20 kg hasta 120 kg en función del modelo.
Son recomendables para puertas de mucho tránsito.
Solo se emplean en puertas abatibles (no de vaivén).
Además, hay cierrapuertas sin retención (la puerta siempre cierra) y con retención (la puerta puede quedar abierta según modelo) para, por ejemplo, pasar cómodamente con un carrito de bebé.
Hay distintos sistemas de retención:
Retención libre (RL). Es un sistema fijo de retención a 90º. Si la puerta se abre a 90º, permanecerá abierta (retenida), pero no bloqueada. Es decir, se podrá seguir abriendo la puerta hasta los 180º, sin que haya acción de retorno automático hasta que no se coloque de nuevo en posición de 90º.
Con palanca de Retención (PR). Es un sistema de retención variable: se puede regular el punto concreto en el que se quiere que la puerta permanezca abierta (retenida) y bloqueada. Es decir, a partir de ese punto, el usuario no podrá seguir abriendo la puerta.
Apertura momentánea: la posibilidad de regular el ángulo de retención minimiza las situaciones en que la puerta quede abierta involuntariamente. Si alguien necesita que la puerta permanezca retenida un instante para pasar con un objeto voluminoso, bicicleta, carrito, etc., deberá abrirla más de lo habitual, por ejemplo, a 120º.
Además, existen modelos con freno a la apertura, que atenúa el golpe de una puerta que se abre bruscamente.