Los sistemas de alarma tienen una doble función: disuadir la entrada de intrusos en el hogar y, si esta se produce, se capaces de detectarla y dar aviso lo más rápido posible.
Dependiendo de cómo sea tu vivienda, de las personas que habiten y del grado de seguridad que desees optarás por un sistema sencillo, con tres elementos básicos (panel, detector y sirena) o por uno completo que incluya accesorios de todo tipo. Ten en cuenta también si el sistema de alarma es para la primera o para la segunda vivienda, ya que en estas últimas es habitual que no haya línea de teléfono ni ADSL (muchos sistemas funcionan con conexión a Internet).
Sitúa sobre un plano de la casa todos los accesos: puertas de entrada y garaje, ventanas, claraboyas, balcones, etc., y señala cuáles son las zonas del interior que deben controlarse: pasillos, recibidores, habitaciones con objetos de valor…
Calcula cuántos dispositivos vas a necesitar y de qué tipo. Decide el sistema de activación de la alarma: con mando a distancia, con teclado, a través del teléfono móvil o mediante la voz.
Incluso hay sistemas con reconocimiento facial.
Si viajas con frecuencia, instala un completo sistema de alarma que, además, te permita controlar el encendido y apagado de luces y la subida y bajada de persianas y toldos. Así dará la sensación de que tu casa está siempre habitada.
La tecnología wifi e Internet hacen que las alarmas sean sofisticados dispositivos, precisos, pero sencillos manejar. Los elementos se comunican entre sí sin cables y, en la mayoría de modelos, solo el panel central necesita estar conectado a la red eléctrica. En este gráfico puedes ver cómo funciona.
Sistemas homologados: asegúrate de adquirir siempre sistemas electrónicos de seguridad homologados conforme a la norma EN 50131.
La mejor manera de que comprendas el funcionamiento de un completo sistema de alarma es conociendo un poco mejor la finalidad de cada uno de sus elementos. Aquí te explicamos para qué sirve cada uno.
Dispositivo que permite ver las imágenes en tiempo real a distancia, a través de la conexión a una dirección IP de Internet y una aplicación instalada en tu teléfono móvil, tableta u ordenador. Algunos modelos incorporan la función de comunicación bidireccional, para hablar y escuchar a través de su micrófono y altavoz. También las hay con sensor de movimiento, visión nocturna, grabación en tarjeta de memoria o en la “nube” e incluso reconocimiento facial.
Son los elementos encargados de detectar las posibles situaciones de alerta y enviar una señal al panel central. Se sitúan en los accesos, puertas y ventanas y zonas de paso o en habitaciones que necesiten estar especialmente protegidas. Pueden ser:
Es el cerebro que recoge las alertas captadas por los detectores y activa el aviso. Debe situarse en un lugar equidistante del resto de componentes del sistema, que sea accesible pero discreto y en el caso de centrales con el teclado incorporado, en la entrada de la vivienda. Los modelos más modernos son:
Es el dispositivo donde se introducen las claves de activación y desactivación y los parámetros de uso del sistema: control por zonas, registro de horarios de distintas personas, etc.
Lo ideal es colocarlo junto a la puerta de entrada a la vivienda, si hay que teclear código. Si la activación y desactivación se hace con mando a distancia, llavero inteligente o voz, puede ponerse en otro lugar, pero fácilmente accesible.
Te permite controlar el sistema de alarma a través de tu smartphone y recibir avisos en tu dispositivo móvil cuando haya una alerta.
La mayoría de los ladrones desisten del intento de robo en cuanto salta una alarma acústica que pueda alertar al vecindario, por eso, es importante colocar una sirena en el exterior. Algunos modelos se desactivan a los dos o tres minutos de estar sonando si no son desconectadas. Infórmate de la normativa al respecto en tu ayuntamiento o comunidad de vecinos.
Hay sistemas de alarma monozonales o multizonales, y según las características de tu hogar te convendrá elegir uno u otro.
A muchos sistemas de alarma se les puede añadir accesorios que refuercen la seguridad del hogar, como simuladores de presencia, o que alerten de situaciones de urgencia, especialmente en el caso de personas mayores.
Son temporizadores de luces, para encenderlas y apagarlas a horas programadas o aleatoriamente, y de persianas, para subirlas y bajarlas de vez en cuando, dando la sensación de que hay gente.
Para evitar que la centralita se desconfigure en caso de corte del suministro eléctrico, es aconsejable una batería que garantice muchas horas.
Para hacer la conexión desde el teléfono, el primer paso es bajarte la aplicación gratuita que proporciona el fabricante. Añade tu número de teléfono móvil y los parámetros que te pida la configuración y podrás empezar a controlar todas las funciones y recibir y enviar mensajes relacionados con el sistema de alarma inmediatamente.
En segundas residencias, es habitual carecer de línea fija de teléfono y de red WiFi, pero no por eso hay que prescindir de la seguridad y tranquilidad que ofrece un sistema de alarma. Actualmente, hay modelos que no necesitan una conexión de red para avisarte de una posible intrusión o evento, como un incendio o inundación, en tu hogar o negocio. Son las conocidas como alarmas GSM, del inglés, Global System for Mobile communications, y que, en español, significa “sistema global para las comunicaciones móviles”. Funciona mediante una tarjeta SIM colocada en el panel central y que se conecta al resto de dispositivos inalámbricos de tu alarma. Crea un entorno seguro y mantén vigilada tu casa o negocio de una forma rápida, sencilla y sin cuotas.
Estos sistemas, además de ideales para segundas residencias, también lo son para lugares en donde no se dispone de red WiFi; o como solución de doble seguridad, gracias a su batería independiente, con más de 8 horas de autonomía, y que seguirá funcionando aunque haya un corte en el suministro de energía.