La moqueta es un revestimiento tradicional para suelos con mucha variedad de estilos. Pero la manera de colocarla es similar en casi todos los casos. La renovación de un suelo con moqueta se hace barato y en muy poco tiempo.
Las moquetas las puedes fijar principalmente al suelo de dos maneras. Con adhesivo específico para moquetas y también con cinta de doble cara.
Las moquetas las puedes encargar a medida o al corte, en rollos que normalmente son de 2 a 4 m de ancho.
De lana o algodón: materiales naturales que no acumulan electricidad estática y buenos aislantes frente al ruido y el frío.
De fibras vegetales: hechas de materiales como el yute, sisal, coco, bambú,... Económicas y menos resistentes al desgaste. Aportan calor y son buenos aislantes térmicos.
Fibras sintéticas: materiales acrílicos como polipropileno, poliamida, poliéster, nailon.
1.1. Quita la puerta de paso entre habitaciones para trabajar con comodidad. Si la moqueta es solo para una habitación habrá que colocar un perfil de transición. Si la moqueta continúa, habrá que lijar la puerta.
1.2. Si existe un perfil de transición entre una habitación y otra bajo la hoja de la puerta, entre suelo cerámico y laminado, por ejemplo, debes también quitarlo y reponerlo al terminar.
1.3. Retira también rodapiés o junquillos si quieres que la moqueta quede enrasada en la pared, para después rematar con nuevo junquillo o rodapié.
2.1. Limpia bien el espacio para la moqueta. Coloca en todo el perímetro de la habitación o pasillo cinta adhesiva de doble cara. Retira el film protector de una de ellas y fíjala al suelo, exactamente en el encuentro con la pared o rodapié.
2.2. Coloca ahora en diagonal de rincón a rincón de la habitación cinta de doble cara de la misma manera. De tal manera que quede una posición en aspa para conseguir una mejor fijación en todos los puntos.
2.3. Extiende la moqueta en la habitación, retira una parte del rollo hacia el centro sobre si mismo, quita el otro film protector de la cinta y fija la moqueta, extendiéndola de nuevo y presionando para los lados para evitar arrugas.
3.1. El comienzo puede ser por el centro de la habitación, después de trazar una línea promediada que te sirva de guía. O por una pared recta. Extiende el primer rollo sobreponiendo entre 7 y 10 cm por cada lado sobre las paredes o el zócalo.
3.2. Continúa con el otro rollo, unido a testa con el otro, sin que quede separación alguna. Si la moqueta tienen algún dibujo o forma que hay que casar, debes tenerlo en cuenta, para dar continuidad al suelo.
3.3. Una vez planteada la posición de la moqueta, retrae hacia el centro de la habitación a continuación todas las piezas extendidas, quedando más o menos dobladas a la mitad.
3.4. Extiende cola de moqueta sobre el suelo. Trabaja en tramos de 50 cm. Vierte el adhesivo con el envase y extiende con la espátula dentada, haciendo barridos en abanico para unificar espesor.
3.5. Empieza a colocar la moqueta sobre el adhesivo, presionándola desde el centro al extremo con un trapo, taco de madera o rodillo. Evitarás que se acumule adhesivo o que queden bolsas de aire. Completa el trabajo.
3.6. Ahora debes cortar el sobrante junto a las paredes. En las esquinas y rincones corta en vertical, desde el vértice hacia arriba y luego termina de seccionar con la regla. Coloca el perfil de transición.
Si al colocar la moqueta la puerta roza y no se abre bien, tendrás que lijarla o cepillarla a la altura necesaria, marca la línea de rebaje con un lápiz.
Para conseguir una unión entre rollos perfecta, con una línea recta, solapa un rollo de moqueta sobre otro unos 3 cm y después córtalos al mismo tiempo en el centro del solape ayudándote con una regla. Retira los restos.