Requiere un poco de maña, pero después de unas cuantas veces, te sentirás tan cómodo como un chef. Apuesta por la técnica tradicional: aprende cómo afilar un cuchillo con piedra de agua.
Antes de comenzar, sumerge la piedra en agua. Suele bastar con unos minutos. Aunque el tiempo varía según la composición de la piedra y el tiempo que lleve en desuso. Mira las instrucciones del fabricante.
Un truco: cuando sumerjas la piedra, verás que suben burbujas de aire a la superficie. Cuando deje de suceder, la piedra estará lista para usar.
Es preciso mantenerla siempre húmeda: así se genera una especie de pasta que contribuye al afilado.
Vienen piedras de distinto poder abrasivo. Esto está indicado con una cifra. Al igual que sucede con las lijas, cuanto menor es el número más grueso será el lijado.
Algunas piedras combinan dos capas con distinto grosor. Son las piedras de doble cara. Así lijas con una. Le das la vuelta, y pules con la otra.
TRUCO: durante todo el proceso, mantén la piedra húmeda. Ten a mano un recipiente con agua y moja su superficie cuando haga falta.
En el mercado encontrarás más soluciones para afilar cuchillos. Existen distintos tipos de afiladores eléctricos. ¿Prefieres un sistema manual? Hay pequeños artilugios de cocina que simplifican la labor.
¿Necesitas mantener un cuchillo afilado en todo momento para tus tareas de bricolaje o jardinería? Puedes hacerte con cuchillos universales que integran afilador y vienen en prácticas fundas portátiles. Así puedes hacer cortes precisos sin interrumpir la tarea. Encuentra más opciones en tu tienda.
Lava bien los cuchillos que quieras afilar. Una sugerencia: protégete con guantes.
Apoya la piedra en una superficie no deslizante. Algunas traen una base de goma muy práctica. El objetivo es que la piedra quede inmóvil.
Pon la hoja del cuchillo sobre la piedra con la inclinación deseada. ¿Cómo decidir el ángulo de inclinación? Se recomiendan de 20 a 45º: mientras menor sea el ángulo, más fino será el filo. Para respetar el ángulo que tiene un cuchillo, apóyalo y levántalo poco a poco hasta que quede en la inclinación correcta.
Con una mano sujeta el cuchillo por el mango. Con la otra mantén el ángulo y ayuda al deslizamiento. Empieza por la punta. Desliza el cuchillo unas 10 veces por la piedra.
Mueve el cuchillo para repetir el procedimiento pero en la zona que sigue a la punta. Y así hasta completar esa cara del cuchillo.
Una vez que hayas terminado con una cara, da vuelta el cuchillo para afilar la otra. Repite el afilado por zonas. Es importante que siempre hagas el mismo número de pasadas: así el filo queda homogéneo.
Cuando ya está afilado el cuchillo, toca pulirlo. Trabaja con la piedra más fina o la cara más fina de la piedra. Recuerda: es la que tiene la cifra mayor.
Cuando termines, lava bien el cuchillo para eliminar las impurezas. ¡Ya tienes tu cuchillo como nuevo!