Para disfrutar del acogedor calor de la chimenea es necesario limpiarla correctamente y eliminar el hollín que da lugar a la creosota, una sustancia altamente combustible. Te contamos cómo limpiar una chimenea con dos métodos cien por cien eficaces.
Si no sabes cómo limpiar una chimenea y te enfrentas por primera vez a esta tarea, empieza por comprobar si tu chimenea necesita una limpieza de mantenimiento o una más completa. Como norma general deberías limpiarla exhaustivamente una vez al año, al finalizar la temporada de uso, y hacer un mantenimiento una vez a la semana durante el invierno. Es muy importante que no dejes que el conducto de evacuación de humos quede sucio de un año para otro: la combustión de madera o carbón produce una sustancia llamada creosota que puede impedir el correcto funcionamiento de tu chimenea. Tu chimenea solo rendirá al cien por cien si está perfectamente limpia y despejada.
Cuando nos planteamos cómo limpiar una chimenea, nos encontramos con dos opciones:
La primera opción para limpiar una chimenea es el método mecánico. Es el que utiliza el deshollinador profesional, empleado por los profesionales desde hace siglos. Pero tú no tendrás que subirte al tejado como en la película Mary Poppins: lo puedes hacer cómodamente desde el salón. A continuación, te contamos cómo limpiar una chimenea de forma mecánica, paso a paso.
1. Protege el frente de la chimenea con papel o plásticos.
2. Con el cepillo y el recogedor, retira todos los restos de cenizas que permanezcan en el hogar.
3. Asómate al interior de la chimenea. Con una linterna, intenta ver el interior del tubo.
4. Sella el frente de la chimenea con dos plásticos solapados, dejando una abertura en el centro. Ponte gafas, mascarilla y guantes.
5. Para limpiar la chimenea, introduce el cepillo deshollinador poco a poco intentando frotar lo máximo posible. Hazlo con cuidado para evitar que se suelten los tubos del conducto. Ve desenrollando el mango hasta alcanzar toda la longitud.
6. Cuando notes menos resistencia interior, habrás desprendido del tubo la mayor parte de los residuos. Saca el cepillo y retira los plásticos con cuidado.
7. Con el aspirador de hollín, recoge todos los restos que hayan caído al hogar. Si tiene tiro, comprueba que está libre de residuos y abre y cierra bien. Si no es así, aspíralo también.
8. Limpia la embocadura de la chimenea y la base: tu chimenea ya estará limpia hasta el año siguiente. Para mantenerla en buenas condiciones, haz limpiezas químicas de mantenimiento con leños y bolsas deshollinadoras durante la temporada de uso.
La segunda técnica para limpiar la chimenea incluye utilizar productos químicos que harán el trabajo de limpieza por ti. En este caso, la limpieza no será integral sino de mantenimiento: te servirá para evitar que se acumulen demasiados residuos durante los meses de uso. Si quieres saber cómo limpiar una chimenea con productos químicos, te lo contamos:
1. Enciende un buen fuego en la chimenea y déjalo arder durante 30 minutos. El objetivo es que el interior del tubo esté bien caliente.
2. Pon en el fuego un leño deshollinador o una bolsa sin sacarlos del envoltorio y déjalos arder. La cantidad de deshollinador químico que necesitas varía en función del uso de la chimenea: si la usas ocasionalmente, usa una bolsa a la semana para la limpieza de mantenimiento y un leño al año para realizar una limpieza a fondo, al acabar la temporada de frío. Si usas la chimenea frecuentemente, (4 o más días a la semana), usa tres bolsas para la limpieza semanal y un leño de 3 a 5 veces al año.
3. Cuando se enfríen las cenizas, retíralas. Si necesitas repetir la operación, espera 24 horas. Tu chimenea se mantendrá en buen estado hasta la próxima limpieza.
Cuando hablamos sobre cómo limpiar la chimenea, además de la limpieza en sí también se pueden realizar tareas de prevención. Son métodos que ayudan a que se formen menos residuos sólidos en el interior del tubo y, por lo tanto, que rinda mejor y de manera más segura. En concreto, podemos aconsejarte dos: encender la chimenea de la manera correcta y usar el combustible adecuado.
Ahora ya sabes cómo limpiar una chimenea sin tener que llamar al deshollinador, y cómo utilizarla para que rinda al cien por cien. ¡Y que venga el frío!