¿Quieres saber cómo encender una chimenea de leña? Aunque no hay una única manera de hacerlo, aquí te contamos, paso a paso, un método rápido y eficaz. Además, tienes 5 consejos prácticos. Y si lo que quieres es encender una barbacoa, lee estos otros consejos.
Antes de inaugurar la temporada invernal con la chimenea encendida, hay que pensar en la limpieza. Así el humo saldrá sin obstáculos hacia el exterior en lugar de revocar en la habitación. Además, tu chimenea trabajará a pleno rendimiento y evitarás posibles incendios en el tubo. Es recomendable deshollinar la chimenea cada año al terminar el invierno.
¿Estás pensando en limpiar la chimenea tú mismo? ¿O quieres saber cómo lo hacen los deshollinadores profesionales? En este otro artículo te lo contamos al detalle.
Primero hazte con todo lo que necesitas. La leña debe estar seca para que prenda bien y no genere humo en exceso. Además, reúne leña fina, ramas pequeñas, palitos o astillas para comenzar el fuego. Ten a mano pastillas de encendido: es lo más práctico, aunque también tienes otras opciones que te contamos más abajo. Y, por supuesto, un mechero o cerillas.
Antes de comenzar a encender el fuego, abre bien el tiro. Y mantenlo en esta posición durante unos 20 minutos. Si tu chimenea los tiene, abre también los respiraderos. El objetivo es que el fuego cuente con el aporte necesario de oxígeno.
¿Acabas de llegar a tu casa de campo y quieres saber cómo encender la chimenea por primera vez en mucho tiempo? Primero tendrás que caldearla un poco. Abre el tiro y espera una hora aproximadamente mientras terminas de instalarte.
Aquí se trata de elegir material que prenda fácilmente para poner en marcha el fuego y luego “contagiar” a los leños más gruesos y de combustión más lenta.
La madera blanda, como el pino, es la que prende más rápidamente. Asegúrate siempre de que todo lo que pongas esté seco y limpio.
¿Cómo disponer el material? Depende del tamaño de las piezas:
Además, si tienes un tronco de leña demasiado voluminoso, puedes sumarlo en este momento. Colócalo en el fondo de la chimenea. Si vas a iniciar el fuego con la leña fina, apoya las ramas en el tronco dejando debajo un espacio libre en la base, como un pequeño túnel.
Hay varias formas de organizar la leña. La clave está en que haya aire suficiente entre los troncos para no “ahogar” el fuego. Uno de los métodos más habituales es la pirámide:
Encima de la leña fina o de las ramas y astillas pequeñas, coloca leños más gruesos en forma de pirámide. Es decir, uniéndose en el centro y dejando un hueco debajo. En este punto conviene contar con leña de madera dura, como encina, roble, olmo, haya… Esta madera en general arde más lentamente y sus brasas generan calor durante más tiempo. Aunque también depende de su calidad y grado de humedad. Además, contienen menos resina: menos residuos que se puedan adherir en el tubo de salida.
Si has optado por la leña fina como material de arranque (a), puedes alterar el orden de los pasos. Enciende primero el fuego (paso 4) y luego añade los leños, formando una pirámide encima de la “montaña” de leña fina.
¿Cómo encender una chimenea? Una de las formas más prácticas y eficaces es usar pastillas de encendido:
Sea como sea, el fuego debe prender rápidamente. Si no lo hace o se genera demasiado humo, quizás la leña esté húmeda o hayas olvidado abrir el tiro de la chimenea.
Si cuentas con un saco de astillas especiales para encendido o piñas secas y de buen tamaño, es probable que puedas prescindir de la pastilla. Prueba, simplemente, a acercar una cerilla encendida.
Plantéate hacerte con cerillas largas o mecheros especiales para el encendido. Te facilitarán la labor y evitarás quemarte accidentalmente los dedos.
Las pastillas de encendido tradicionales están fabricadas con disolventes y productos derivados del petróleo. Desprenden tóxicos al arder y algunas (no todas) producen olores. Por ello, para tu chimenea te conviene escoger soluciones más saludables y ecológicas, como:
Ten en cuenta estos consejos: