Las hormigoneras son máquinas pensadas para mezclar y preparar morteros y hormigón en trabajos de construcción. Pero también se recomiendan en tareas de bricolaje donde hay albañilería de por medio. Con ellas se ahorra tiempo, comodidad y eficacia.
El uso que vayamos a dar a la hormigonera es determinante para escoger el tipo de máquina que mejor se adapte a nuestras exigencias. Existen modelos recomendados para un uso puntual dentro de casa y máquinas profesionales, indicadas para trabajos de obra de mayor duración y necesidad de amasado:
Las hormigoneras son máquinas con un motor encargado de mover la cubeta y éste puede funcionar mediante corriente eléctrica, gasolina o diésel. En función del uso y las características espaciales donde se vaya a trabajar conviene optar por un tipo u otro. Los modelos con motor eléctrico son los más aconsejables para tareas ocasionales, por lo general actividades de bricolaje, ya que pesan poco y se pueden manejar en espacios interiores. A cambio poseen menor potencia que los de gasolina y su capacidad es más limitada: se recomiendan para preparar cantidades de hormigón o morteros que no superen los 180 litros, y es imprescindible que tengan cerca un interruptor convencional con toma de tierra.
Las máquinas con motor de gasolina o diésel son hormigoneras profesionales, recomendadas para la construcción de trabajos continuados porque gracias a él obtienen la potencia elevada que necesitan para ofrecer un gran rendimiento. Sin embargo solo deben ser utilizadas al aire libre o en zonas perfectamente ventiladas en espacios cubiertos. Como no llevan cable se pueden mover con libertad. Otra opción son los modelos de hormigoneras disponibles en versión eléctrica y a gasolina.
Todas las hormigoneras, al margen del tipo y uso al que estén destinadas, se componen de una serie de piezas esenciales para su funcionamiento, fabricadas en materiales que determinan su durabilidad, resistencia y peso.
La cuba o tambor es el contenedor donde la maquina realiza el hormigón o mortero. En la mayoría de los modelos nuevos es de acero de alta embutición y su capacidad varía según el tipo de hormigonera, para bricolaje o profesional. Cuanto más grande sea ésta, más elevada será la potencia de su motor. La corona y el piñón son fundamentales para que la cuba gire y pueden ser de fundición o de diferentes materiales plásticos muy resistentes al impacto, como el ABS, utilizado en las de bricolaje. Cuando están revestidos por una carcasa su protección es mayor y duran más. El volante es esencial para manipular la cuba y admite diversas posiciones para cargar y descargar. El chasis es la estructura que sujeta la hormigonera, fabricada en metal, y puede ser desmontable, plegable o ir soldada. Lo habitual es que incluya ruedas inferiores para moverla sin dificultad; éstas varían en tamaño y pueden ser neumáticos.
Estas hormigoneras se identifican y diferencian mediante una jerarquía de colores que establece cuál es su uso. En amarillo, naranja y rojo se agrupan los modelos destinados a bricolaje, y en verde los diseños para profesionales. Todas son máquinas con garantías de calidad que cumplen la normativa europea en materia de seguridad y una pegatina informativa visible en ellas así lo certifica.