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Si tienes plantas y árboles en tu casa debes mantenerlos sanos y fuertes. Para ello, debes acometer las labores de poda para que crezcan correctamente, para eliminar las ramas secas, rotas o débiles y para darle la forma deseada a tus ejemplares. Es fundamental que tales en las estaciones adecuadas para evitar la aparición de enfermedades en tus plantas.
En general, la época más adecuada para podar es cuando las leñosas (árboles, arbustos y trepadoras) están en período de reposo y, por lo tanto, pierden menos savia por las heridas de corte. Este período se corresponde con los meses más fríos del año, aunque se deben evitar las épocas de heladas. Así pues, en las regiones más cálidas de España puedes podar a lo largo del invierno, pero en las más frías deberás esperar a la llegada de la primavera.
La mayoría de los árboles ornamentales no necesitan poda, excepto de limpieza. Hay algunos, como los arces japoneses, que crecen tan lentamente que tardarían mucho tiempo en recuperar lo perdido. Respetar el crecimiento natural de los árboles ornamentales, ya sean interesantes por su follaje, sus flores o sus bayas y frutos, es una buena práctica jardinera. Eso sí, antes de adquirir el ejemplar, averigua qué tamaño máximo suele desarrollar la especie y confirma si el lugar donde quieres ubicarlo tiene las dimensiones adecuadas y le permitirá crecer a su aire sin necesidad de que lo podes.
Poda de limpieza
Suele llevarse a cabo en invierno o a comienzos de la primavera y consiste en eliminar las ramas secas, débiles, rotas, superpuestas o enmarañadas, y los chupones en las ramas y el pie (sierpes). Se debe hacer todos los años en toda clase de árboles en general. Algunas trepadoras, como las pasionarias o pasifloras y muchos tipos de jazmines, necesitan una poda extra de aclarado cada 3-4 años, que despeje las zonas que presenten una vegetación muy densa con el objetivo de asegurar una mejor circulación de aire y un mayor asoleamiento.
Cuando los ejemplares son pequeños conviene eliminar las flores muertas para impedir la formación de frutos y semillas indeseados, que les restan vigor. Se debe hacer a medida que se vayan marchitando, a mano o con una pequeña tijera de poda. A veces debes pinzar exclusivamente las flores -como en jazmines y falsos jazmines-; en otros, debes recortar ligeramente el extremo de la rama -como en rosales, por debajo de la tercera o cuarta hoja, y aromáticas como lavandas-.
Aquí te dejamos un vídeo explicativo sobre cómo podar un rosal:
Poda de formación
Las plantas que se adquieren en un vivero, en especial los árboles y arbustos, ya han sido sometidas a podas de formación durante sus primeros años para que desarrollen desde el inicio una estructura adecuada de ramas. Esto les asegurará un buen equilibrio cuando alcancen su tamaño máximo y, por lo tanto, capacidad para soportar sin quebrarse la fuerza del viento y el peso de la nieve, además de una buena circulación de aire en la copa y un homogéneo asoleamiento.
Cada árbol o arbusto desarrolla de forma natural una determinada silueta, que se suele potenciar mediante la poda de formación. En el caso de las especies que soportan bien los recortes, este tipo de poda puede modificar notablemente esa tendencia natural. La silueta que pueden lucir árboles y arbustos ornamentales puede ser: globosa o esférica, ovoide, columnar o fastigiada, cónica o piramidal, horizontal, en forma de vaso (con varios troncos desde el suelo), parasol, copa, cojín, tapiz, en espaldera, etc. Las formas se multiplican notablemente en el caso de los arbustos topiarios: desde esferas, conos y paralepípedos a todo tipo de esculturas. En el siguiente vídeo puedes ver más detalles sobre la poda de arbustos:
Poda de mantenimiento
En algunos casos tendrás que ayudar al ejemplar a conservar la forma que traía del vivero. Si la operación va a ser drástica, espera a que haga bastante frío para que la savia esté baja y sufra menos. En ese caso, poda respetando las ramas principales e interviene sobre las secundarias dejando una distancia y orientación suficientes para que no se estorben entre sí, no se enmarañen y puedan recibir la mayor cantidad posible de luz y además de un modo uniforme.
Avanzada la primavera y durante el verano, si el desarrollo vegetativo ha sido vigoroso y compromete la estética y la forma del ejemplar, limítate a una poda ligera para conservar una silueta compacta. Esta operación es imprescindible en los árboles y arbustos con recortes topiarios.
En el caso de los frutales, los ciruelos, cerezos, melocotoneros, albaricoqueros y, en general, la mayoría de los frutales de hueso son especialmente sensibles a las podas de ramas gruesas, ya que pierden mucha savia. Además, pueden verse afectados por la gomosis, la secreción de una especie de goma por las heridas de corte, que debilita a la planta y es difícil de resolver.
Caso especial es la glicinia, ya que debido a su volubilidad, necesita podas de mantenimiento cada 15 a 20 días en verano. Limítate a recortar los tallos largos y tiernos, no leñosos, dejándolos a un tercio de su tamaño; debes respetar los botones florales que surgen en la base; en febrero debes repetir esta operación. Los ramos cortos o leñosos, donde se abrirán las flores en unas semanas, deben permanecer intactos.
Poda de rejuvenecimiento
Permite regenerar ejemplares agotados o envejecidos recuperando una frondosidad y una forma perdida. Este tipo de poda suele aparejar recortes drásticos, de modo que debes hacerla al final del invierno. Antes, confirma si el ejemplar verdaderamente lo necesita y, sobre todo, si la especie lo resiste. Debes tener la precaución de respetar su equilibrio y estructura, sobre todo si eliminas alguna rama principal.
En algunos casos, la poda de rejuvenecimiento sirve para evitar una excesiva lignificación, es decir, que los ejemplares se vuelvan demasiado leñosos y pobres en follaje en la parte inferior, como ocurre con algunas aromáticas, las lantanas, trepadoras como las madreselvas, etc. La frecuencia depende de cada especie: puede ser anual o cada 4-5 años.
Este tipo de poda no es recomendable para los frutales de hueso, ya que sufren demasiado con las podas drásticas e incluso mueren. Sí puedes realizar la poda de rejuvenecimiento en otros frutales como olivos y frutales de pepita para regenerar el árbol y recuperar una capacidad productiva menguada o perdida.
Poda de fructificación
Este tipo de poda es más complicada, requiere más conocimientos y experiencia y varía mucho según las especies y variedades de frutales, por lo que debes informarte adecuadamente antes de coger las podaderas. Se puede llevar a cabo cuando el árbol la necesita para seguir produciendo una buena cosecha y tiene ya varios años.
La poda de fructificación se diferencia, a grandes rasgos, entre la que se practica en los frutales de hueso, como los cerezos, ciruelos, almendros, albaricoqueros, nectarinos y melocotoneros, y los de pepitas, como manzanos, perales y membrilleros.
La poda de los arbustos y trepadoras de flor es imprescindible en las especies que florecen en verano y otoño, y opcional, en las que lo hacen en primavera. Tenlo muy en cuenta si vas a podarlos porque esta operación debe llevarse a cabo en épocas muy concretas del año, en caso contrario puedes quedarte sin flores la temporada siguiente.
La explicación es que estas especies generan a lo largo del verano y el otoño los botones florales que se abrirán la siguiente primavera, es decir, florecen en ramas del año anterior o madera vieja; si en invierno las sometieras a una poda drástica eliminarías las futuras flores. Es el caso, por ejemplo, de arbustos como los lilos, celindas, camelias, viburnos, mimosas, magnolias de primavera, etc.
Aunque den flor en primavera, los arbustos que producen bayas o frutos decorativos, como por ejemplo los manzanos y perales ornamentales, las pyracanthas, acebos o el durillo (Viburnum tinus), no deben podarse tras la floración porque perderían sus frutos. Si necesitas que mantengan la forma, como sucede cuanto estas especies se utilizan en setos, no te quedará otra opción que podarlos, aunque perdiendo al menos parte de la fructificación. Aquí te dejamos un vídeo explicativo para aprender a hacerlo:
Hay especies que producen una larga floración, que abarca desde la primavera al otoño, cuya poda debe practicarse en un momento muy preciso. Es el caso de las adelfas, que se podan después de la floración principal del verano y no a finales del invierno. La rosa de China (Hibiscus rosa-sinensis) debe podarse a comienzos del invierno para conseguir flores más grandes y abundantes; eso sí, espera que haya alcanzado la altura deseada.
Siempre hay excepciones, de modo que conviene que averigües los requerimientos de cada especie concreta.
Para conseguir frutos más grandes, de mayor calidad y evitar un exceso de peso, que podría producir desgarros en las ramas, conviene llevar a cabo lo que se llama aclareo o descarga en perales, manzanos y melocotoneros, especialmente. Consiste en una eliminación selectiva de frutos, en la que se descartan los más pequeños y débiles y se dejan los mejor formados y fuertes. Hazlo cuando tengan unos 10 mm de diámetro, aproximadamente.
Los cítricos (naranjos, pomelos, limoneros, kumquat, mandarinos, etcétera) no toleran bien las podas y tampoco la necesitan para dar una buena cosecha. A lo sumo deberán ser liberados de ramas secas, rotas, enmarañadas y cruzadas, además de los chupones, en una poda anual de limpieza, o a lo sumo acortar un poco las ramas se acerquen demasiado al suelo.
1. Sierra la rama a unos 20 cm de distancia del tronco, empezando desde abajo y solo hasta la mitad.
2. Cambia de posición la herramienta, situándola a 1-2 cm hacia afuera y empieza a serrar por encima de la rama, hasta que la venza su propio peso.
3. Una vez que la rama ha caído es el momento de efectuar el corte definitivo. Hazlo en diagonal, a unos centímetros de su punto de inserción con otra rama o tronco.
4. Utiliza un cuchillo de jardinero bien afilado para eliminar las astillas e imperfecciones del corte. La finalidad es que quede lo más liso posible.
5. Aplica una pasta cicatrizante para acelerar la cicatrización y evitar infecciones.
Es imprescindible que las cuchillas de las tijeras o podaderas estén bien afiladas para conseguir cortes netos y no astillar las ramas. Mantenlas bien limpias (desinféctalas con alcohol) para no transmitir enfermedades a los ejemplares.
Según el tipo de poda deberás escoger un tipo de herramienta: