El verano está a la vuelta de la esquina. Antes de que el calor se eche encima, revisa el equipo de AA para asegurar que funciona como un reloj. Con un sencillo mantenimiento, que puedes hacer tú mismo, mejorarás su eficiencia y la calidad del aire, reducirás el consumo y alargarás la vida útil de los aparatos.
Los equipos de aire acondicionado llevan gases fluorados. Por ello, según normativa, deben ser revisados y reparados por profesionales autorizados. Sin embargo, hay algunos trabajos de limpieza y mantenimiento que puede realizarlos, de forma fácil, el propio usuario. Son los siguientes.
Es el primer punto a tener en cuenta. Mantén una temperatura agradable, sin saltos bruscos entre el exterior y el interior: 12º C de diferencia son más que suficientes para no forzar en exceso la potencia del aparato y no aumentar el consumo. Además, así también previenes que se genere humedad en el interior y aparezcan moho, gérmenes y malos olores.
Si vas a mantener el equipo apagado después del verano, es recomendable seguir poniéndolo todos los meses al menos un rato para que circule el gas. Bastan unos 20 minutos al mes a una temperatura de 18 ºC.
Los más habituales son de plástico y están ubicados en un lugar bien visible de los aparatos. Resulta muy sencillo retirarlos en los equipos de aire acondicionado más habituales. En los portátiles, suelen estar en la parte trasera. En los de cassetes y en los split se puede manipular sin problema: solo hay que levantar la tapa de la carcasa de la unidad interior y extraerlos del portafiltros. En aquellos equipos que funcionan por conductos, resulta algo más complicado, pues es necesario desmontar la trampilla para acceder a la máquina. Al ser los filtros de mayor tamaño, es más cómodo limpiarlos en la bañera.
Todos se lavan con agua fría, o en su defecto templada; en ningún caso con agua caliente, ya que podrían deformarme. Y no hay que emplear jabón o desengrasante. A la hora de secarlos, evita exponerlos al sol. Realiza esta operación al menos una vez al año, antes de empezar el calor, aunque lo recomendable es que la limpieza se haga al principio y al final de cada temporada.
Pero, ¡ojo! no todos los filtros puedes extraerse y lavarse. Consulta el manual de tu aparato para saber cómo proceder en cada caso.
Detrás de los filtros se encuentra la evaporadora. Para retirar el polvo acumulado, usa una aspiradora doméstica y humedece una bayeta con un producto desinfectante. Aplica sobre la zona y sobre la tapa que cierra la unidad interior.
Si huele mal o hay restos de moho, la humedad es la causante. Los climatizadores, en modo frío, producen una evaporación y posterior condensación en la unidad interior. El agua se aloja en la bandeja de condensado del split (parte inferior del aparato), y cuando no es drenada correctamente, puede estancarse produciendo moho y olores desagradables. Elimínalos con un limpiador universal aplicado directamente sobre la parrilla de condensado, deja actuar 5 minutos, pon el equipo en funcionamiento durante otros 15 y vuelve a repetir la operación. Los modelos más sofisticados llevan incorporado un sistema de “autolimpieza”. Este hace saltar un ventilador de manera automática que seca las gotas de agua acumuladas en la parrilla.
El principal problema es que queden obstruidas con hojas o restos de suciedad. Comprueba que los conductos y el tubo de desagüe estén limpios, y siempre que sea posible y tapa la unidad exterior con una funda específica: protegerás mejor la máquina.
Manipular el compresor para limpiarlo en profundidad. Tampoco intentes realizar recargas de gas cuando el aire ya no sale ya tan frío, o con tanto caudal como antes.
Todos estos trabajos, como ya hemos explicado antes, debe realizarlos exclusivamente un profesional cualificado.