Unos 45 días después de la siembra o plantación, el abono que contienen el sustrato ya se ha agotado y debes empezar a abonar para obtener una buena cosecha. A lo largo del cultivo, tus hortalizas necesitan disponer de nutrientes específicos que incentiven la floración y el cuajado de los frutos.
Existen abonos formulados específicamente para huerto y otros para cultivos concretos.
Son formulados universales de base inorgánica, que pueden ser: de liberación lenta (duran 4-5 meses), recomendamos su uso en otoño e invierno; o rápida, más recomendado usar en primavera y verano. Entre ellos destacan los granulados de color azul, de liberación rápida, que se suelen aplicar desde el final del invierno hasta mediados del otoño. También pueden ser líquidos de efecto rápido.
Algunos fertilizantes orgánicos incluyen micorrizas, unos hongos beneficiosos que, de manera natural, se asocian en simbiosis a las raíces de la mayoría de las plantas aumentando su capacidad de obtener agua y nutrientes del suelo. Las plantas crecen más fuertes y sanas.
Los abonos se aplican con una frecuencia que va de un mes a un año según la riqueza del suelo, el fertilizante que utilices y el tipo de cultivo. Te recomendamos seguir las indicaciones del fabricante.