Si tienes plantas, árboles o arbustos en el jardín, puedes protegerlos colocando un acolchado (también llamado mulching). Con esta técnica evitas que aparezcan las temidas malas hierbas y mejoras la salud de tus cultivos y del suelo. Elige el que mejor se adapte a tu exterior y ponlo fácilmente.
El acolchado es una técnica que consiste en cubrir la tierra donde crecen las plantas con corteza, grava, telas... Con esta simple acción podrás conseguir grandes beneficios para tu jardín: evitar la aparición de malas hierbas; ahorrar agua, ya que mantiene la humedad del suelo; optimizar el riego, ya que impide la pérdida de agua por evaporación; proteger las raíces de los daños que pueden ocasionarles las heladas y el exceso de calor; impedir la erosión del suelo por efecto de la lluvia, el riego y el viento; y, por supuesto, que tu jardín luzca más decorativo.
Además, el acolchado preserva los frutos y hojas comestibles del contacto con la tierra, por ejemplo fresas, lechugas, coles, calabacines... De ese modo, se mantienen limpios y corren menor riesgo de pudrición a causa del contacto con la humedad del suelo.
Existen dos tipos de acolchados: los orgánicos y los sintéticos. ¿Por cuál te decantas para poner en tu jardín?
La idea básica del acolchado orgánico es imitar el que se produce de manera espontánea en el suelo de los bosques, ecosistemas donde la tierra rara vez se encuentra desnuda y expuesta a los rayos directos del sol. En ellos, los restos acumulados de hojas, ramas, plantas secas… van creando una capa orgánica bajo la cual prolifera la vida en un ambiente mucho más húmedo que en la superficie.
Son transpirables y protegen la vida microbiana de la tierra. Son relativamente efectivos contra las malas hierbas y se deben renovar a medida que se vayan descomponiendo. Con este tipo de mulching es importante no tapar el cuello de las plantas, ya que un exceso de humedad en este punto puede ser perjudicial para tus cultivos.
Es el acolchado más apropiado para las mesas de cultivo y demás contenedores para huertos urbanos; en el suelo resultan menos efectivos. Puedes utilizar una gran variedad de materiales orgánicos para acolchar tus cultivos:
- Paja limpia: son acolchados muy efectivos; al ser un material seco es más duradero y estable en su descomposición. Debes echar una buena capa para que cumpla su función protectora.
- Turba: tan efectivo como estético. Si contiene abono también estarás aportando nutrientes a las hortalizas. Si el suelo presenta problemas de alcalinidad, la turba rubia puede ayudar a corregir el pH.
- Compost o mantillo: aúna acolchado y abono orgánico complejo, muy beneficioso para las plantas y la estructura del suelo.
- Restos de poda: es importante que estén bien triturados para que cubran mejor el suelo, se descompongan de una manera más estable y ofrezcan una imagen más estética. Este acolchado dura más tiempo y aporta más nutrientes que otros, como la paja.
- Corteza de pino: se utiliza, sobre todo, en jardinería y huertos urbanos por su acabado decorativo. Tiende a acidificar el suelo, por lo que puede ser útil en los básicos o alcalinos.
Consisten en láminas de plástico microperforado o geotextiles. Son sencillos de instalar, limpios y no necesitan mantenimiento ni recambio a lo largo de todo el cultivo. Los acolchados sintéticos son generalmente negros u oscuros para aumentar la temperatura del suelo, lo que permite adelantar y acelerar el desarrollo de las plantas cuando las temperaturas son bajas o moderadas; en verano, por contra, en muchas zonas de España pueden elevar demasiado la temperatura de la tierra y reducir la flora microbiana del suelo tan beneficiosa para las hortalizas.
El acolchado sintético puede ser: