Las herramientas a batería son muy prácticas porque te permiten tener autonomía de movimientos y trabajar en lugares donde no tienes electricidad. Es recomendable contar siempre con, al menos, una batería de repuesto y su correspondiente cargador para asegurarte de que puedes seguir trabajando en aquellas tareas que te pueden llevar más tiempo.
Una batería es un dispositivo que acumula energía proveniente de la red eléctrica o de otra fuente, para utilizarla cuando es necesario. La batería, por tanto, es capaz de recibir energía eléctrica, guardar energía eléctrica y emitirla posteriormente.
No todas las baterías sirven para todas las herramientas. Incluso en la gama de un mismo fabricante, dependiendo de las características de la máquina, requerirá una batería u otra; aunque también hay baterías compatibles para distintas herramientas.
Hay aspectos que debes tener en cuenta para elegir la correcta.
Compra siempre baterías originales. No tendrás riesgos de sobrecalentamiento y su vida útil será más larga.
Se mide en voltios (V) y es la cantidad de corriente que puede entrar en la batería. A mayor cantidad de voltios, mayor capacidad de trabajo.
Además, con mayor voltaje será necesario menos tiempo de carga de la batería. Como la corriente de la red eléctrica tiene una tensión de 220-230 V, para cargar una batería se necesita “disminuir” esa tensión. Esta es la función del cargador que, a la vez, actúa como transformador.
Las baterías más comunes para utilizarlas con herramientas de bricolaje, tienen tensiones de 7, 9,12, 14, 14,4 y 18 voltios.
Se mide en amperios por hora (Ah) y es la cantidad de energía que puede acumular una batería y, por tanto, la cantidad de electricidad que puede proporcionar por cada hora de trabajo. Por ejemplo, una batería de 2 Ah es capaz de proporcionar 2 amperios (A) por cada hora de trabajo. Las baterías para las herramientas no profesionales suelen ofrecer entre 1,5 y 6 Ah.
Al igual que las pilas, las baterías realizan unos procesos químicos en su interior con determinados elementos que les confieren características concretas:
Hay que tener en cuenta que, por muy buena que sea una batería, los usos van deteriorándola hasta llegar un punto en que dejará de cargar y de funcionar. No obstante, que esta vida útil sea más o menos larga, depende en parte del uso y mantenimiento que hagas de ella.
La función de un cargador es proporcionar a la batería la energía eléctrica que precisa, para lo que, previamente, transforma la tensión de la red eléctrica hasta el voltaje que admite la batería.
Cuando la batería está cargándose, el indicativo luminoso es rojo; cuando la carga se ha completado, se enciende el indicativo verde. Para evitar sobrecargas y calentamientos, es conveniente retirar siempre la batería del cargador cuando se enciende la luz verde.
Hay cargadores que ofrecen una función de “carga rápida”, para acelerar el tiempo de cargado de la batería. Es conveniente recurrir a esta función solo ocasionalmente y siempre que se pueda cargar las baterías usando el tiempo de carga habitual.
Aunque hay cargadores universales, te aconsejamos que uses siempre el cargador adecuado a tu batería. Es la manera de garantizar una larga vida útil a ambos.