Las cenefas decorativas cerámicas no solo añaden belleza y singularidad al espacio por sus formas, dibujos y tonalidades. La forma de colocarlas también es clave para que desplieguen toda su belleza o pasen más desapercibidas. Lo ideal es que armonicen con los colores de paredes y muebles de la habitación donde vayas a exhibirlas. Muchas veces forman parte de series completas que coordinan motivos y gamas cromáticas, para plantear con ellas decoraciones coordinadas. En concreto, en pavimentos continuos cerámicos, queda muy bien introducir cenefas de idéntico color pero de un tono más o menos intenso. Ahora bien, si te apetece generar un golpe de efecto, lo mejor es jugar con estas piezas de manera individual y así obtendrás resultados más personales, a tu gusto. Por ejemplo, eligiendo piezas de intensos colores o estampados que contrasten mucho junto a superficies lisas.
A la hora de colocarlas en paredes y otro tipo de frentes, como el de una barra de cocina o la zona bajo los armarios altos, ofrecen una gran versatilidad. Una opción es ponerlas en vertical y formar así llamativos hileras, sobre todo si lo que quieres es delimitar un alicatado con dos tipos de azulejos, tal vez en la zona del lavabo y la ducha. Otra alternativa muy atractiva es disponerlas en horizontal y así jugar con ellas de muchas maneras. Por ejemplo, como un recurso fantástico para rematar el borde superior de un zócalo, a 1,20 o 1,40 m del suelo. Mejor aún si una parte de la pared va pintada o con papel pintado y la otra alicatada. Esta colocación también te permitirá dar visibilidad a la unión entre paredes y techos, lograr perímetros más bonitos estéticamente. O bien incorporar cenefas decorativas en tabiques totalmente revestidos de cerámica para romper una excesiva homogeneidad: a media altura quedarán perfectas.
Cuando se trata de separar visualmente varias zonas dentro de una misma habitación, pueden ser de gran ayuda para remarcar determinadas superficies, como frisos altos. Y si te apetece crear composiciones más dinámicas en tus paredes atrévete a intercalarlas de forma asimétrica, escalonada, haciendo siluetas geométricas, etc.
En el suelo, te sorprenderá qué bonitas quedan para crear alfombras cerámicas o adornar sus bordes. Dispuestas como si fueran ribetes pueden funcionar como vistosos pasilleros o realizar divisiones muy ornamentales para acotar visualmente pavimentos cerámicos que van seguidos de tarimas de madera u otros materiales. Especialmente si son ambientes abiertos, como una cocina abierto al salón.