Tu estudio es tu paraíso particular, no lo cambiarías por nada del mundo, es el espacio en el que siempre habías soñado vivir con tu pareja. Pero no tiene instalación de gas y te gustaría ahorrar más en los gastos domésticos, sobre todo en el consumo de agua caliente porque el recibo se dispara mes a mes. Un térmico eléctrico programable puede ser la solución que estás buscando: este tipo de aparatos –por cierto, también ideales para viviendas que son segundas residencias– ofrecen la posibilidad de ahorrar un 20%, así que no dudes en optar por él.
Te estarás preguntando como alcanzar ese ahorro en el consumo. Muy fácil. Sólo tendrás que programarlo para que se active en las franjas horarias en las que necesitarás agua caliente, así el resto del día se mantendrá apagado. Esa ducha milagrosa al levantarte para cargar pilas, o el baño relajante de la noche….
En el caso de las viviendas que ya tengan un termo pero que no sea programable, no hay problema: la solución pasa por agregar un temporizador digital que desempeñe las mismas funciones. Tendrás en consideración el tiempo que tarda el termo en calentar el agua para programarlo con suficiente margen de antelación.
Otra opción muy acertada es utilizar su función eco, pensada para seleccionar automáticamente la temperatura de confort que desees, garantizando el menor consume posible. ¿A que es genial? Además hay termos eléctricos que incorporan un material aislante altamente eficaz para reducir las fugas de calor y disminuir de este modo el consumo hasta en un 40%. Si te estás planteando dónde instalar el termo, no dudes en que sea cerca del baño o de las estancias donde más consumes ese agua, si puedes permitírtelo por espacio. Además de práctico, evitarás pérdidas de calor. Pero puede que el espacio disponible se encuentre en la cocina. No hay problema. Será de gran ayuda contar con un buen aislamiento en los depósitos de almacenamiento y también instalar aislantes térmicos en las tuberías, pensados para evitar pérdidas de energía.