Una poda regular resulta muy beneficiosa para cualquier variedad de geranio, pero se hace especialmente necesaria para los de tipo perenne. Si no se podan al menos una vez al año, desarrollarán tallos largos, delgados y débiles, con una floración escasa.
Los principales motivos por los que podar un geranio son: para fortalecerlo y embellecerlo, y para eliminar las partes dañadas o enfermas. En este segundo caso, lo ideal es hacerlo en pleno invierno, cuando la planta está menos activa, entre diciembre y enero.
Sin embargo, para podar las partes sanas, el mes de poda del geranio variará dependiendo del clima. En zonas cálidas donde no llega a helar en invierno, lo habitual es podar en otoño, mientras que en lugares donde los inviernos son fríos y el suelo llega a sufrir heladas, es mejor hacerlo a principios de primavera, en marzo o abril.
Otra opción es realizar la poda dos veces al año para estimular aún más el crecimiento de la planta. Esto la ayudará a mantener un aspecto compacto y con muchas flores. Pero podar en otoño y en primavera solo es aconsejable en climas cálidos o templados.
Cómo podar los geranios
Para que el geranio siga siendo una planta compacta y florida es muy importante podarla. Cada vez que cortamos una rama, estimulamos la producción de más ramas con una mayor cantidad de flores. Lo primero es pensar qué forma le vamos a dar a la planta: si queremos que sea más redondeada, que cuelgue...
Antes de podar el geranio esteriliza siempre con alcohol las tijeras que vayas a utilizar. El objetivo de esta medida de prevención es evitar que la planta sea atacada por gérmenes que penetren por sus heridas abiertas.
Primero observa la planta e identifica las zonas enfermas o dañadas. Presta atención al envés de las hojas y otras zonas que no estén a la vista. Debes podar todos los tallos y hojas que no estén sanas, además de las hojas marchitas. No tengas miedo de retirar hojas o flores que no parezcan aún marchitas del todo, es mejor para la planta podarlas y que así pueda concentrar sus energías en producir brotes nuevos.
Si realizas la poda en primavera, conviene retirar algunos de los tallos sanos que cuenten con flores. Realiza el corte donde el tallo se una al principal o a poco más de 5 mm del primer nudo. En cualquiera de los dos casos, haz siempre un corte oblicuo, ya que así hay menos posibilidades de que la sección cortada acumule deshechos indeseables.
Para terminar, debes podar los tallos más finos y largos de la planta, especialmente si no muestran hojas o tienen muy pocas. Es mejor hacer hincapié en los tallos laterales del geranio dejando sin podar los centrales, para así darle una forma lo más esférica posible. Este tipo de tallos deben podarse casi desde su base, de nuevo a unos 5 mm del nudo más bajo.