Nada hay más reconocible en los baños nórdicos que sus muebles: piezas con un diseño delicado de líneas rectas y con la madera como material estrella. Es su manera de conectar con sus paisajes de montaña, sentirla cerca para disfrutar de su calidez en incluso de su aroma cuando se humedece. Rodéate de un mobiliario así, con una geometría muy pura, su imagen será infalible para crear un interior donde respires la magia de la decoración escandinava. Bajolavabos y armarios con frentes de maderas claras, lisas o si prefieres de rejilla, que acentuarán aún más la sensación visual de naturalidad.
Todo es armonía en los interiores de estos baños con alma nórdica y el diseño de sus muebles en maderas poco porosas y delicadas tienen mucho que ver en ello. Muy rectangulares o con volúmenes más cúbicos que no roban demasiado espacio y apenas interrumpen la visión del entorno. Un minimalismo que también es posible trasladar a otros elementos de la estancia, como por ejemplo sus sanitarios y ciertos elementos auxiliares.
El secreto está en reproducir en ellos una estética en sintonía, a base de diseños geométricos lineales: desde lavabos y encimeras rectangulares, a espejos de idéntica forma, platos de ducha a ras de suelo o bañeras que parecen piezas escultóricas. Es el equilibrio decorativo que impera en los baños nórdicos, y que favorece cerrar los ojos sin más y relajarse con la mente puesta en todo lo que representa este estilo.