Oasis al aire libre. ¡Así se decoran las terrazas!

Cierra los ojos e imagínate en tu terraza. ¿Cómo es? Alargada, cuadrada, con barandilla de madera, murete, cubierta o descubierta. Sea como sea, hay un mueble hecho a su medida y a la tuya.  ¿Qué te apetece hacer en la terraza? Desayunar en los días libres, organizar una cena informal con tu pareja, comer en familia o estirar las piernas mientras suena tu música preferida. Hay tantas terrazas como planes. Y aquí el mobiliario te acompaña, eso sí, siempre específico para exterior ¡para que lo aguante todo!

Hay risas, planes, recuerdos… ¡y comida! ¿Sois cuatro, seis o más? Elige la mesa según los invitados que quieras reunir. La cuadrada es perfecta para cuatro pero si no te resistes a sentar a más a la mesa, lo tuyo es un diseño extensible. Una rectangular es la excusa perfecta para una comida de domingo. ¿Y las sillas? Plegables en un armario esperan impacientes a ser usadas en cualquier momento. Pero si imaginas un aperitivo o una copa informal al aire libre, las composiciones son más libres. ¡Por todo lo alto o por lo bajo! Lánzate con mesa alta y taburetes o pon una mesa baja y cojines o pufs de suelo alrededor. 

• Las mesas. Las mesas redondas dejan despejadas las zonas de paso, ¡nada de esquinas! Las cuadradas ocupan algo más pero son perfectas para adosarlas a una pared. Además, si te planteas qué puedes hacer si tu terraza es algo pequeña o estrecha, tu solución es una mesa auxiliar de las que se anclan a la barandilla directamente. Puedes hacerla tú y exhibirla orgulloso cada vez que la disfrutes en un desayuno con vistas al amanecer. 
• Las sillas. Los diseños con brazos son más voluminosos pero más cómodos (como mini sillones). Seguro que las sobremesas son más largas con sillas con brazos. Las plegables aguardan en un armario o colgadas en la pared a que la terraza se llene de gente. Y los taburetes quedan recogidos debajo de la mesa.
• Todo a medida hecho por ti. Una solución a medida y muy creativa. Recurre a los palés. ¡Es tan fácil crear unos sillones con ellos! Y puedes adaptar el tamaño al ancho de tu terraza. Luego solo tienes que mullir el respaldo y el asiento y a disfrutar de una velada entre amigos.

 ¡Ay, el color! Menuda inyección de positivismo. Parece que el buen tiempo atrae los colores vivos, así que anímate con un conjunto de mesa y sillas en color agua marina o incorporando solo un par de sillas de color a las que ya tienes más neutras.

Las palabras descanso, evasión y relajación suenan en tu cabeza. No ves el momento de llegar a tu casa, salir a la terraza y sentarte, recostarte o tumbarte a disfrutar de una buena lectura, a dejar que los rayos de sol te acaricien las piernas a última hora de la tarde mientras suenan las notas musicales de tu melodía preferida. Entonces opta por una tumbona y una sombrilla, una colchoneta en el suelo, un balancín o confortables sillones de exterior. El truco para sentirse entre algodones es llenar cualquiera de las opciones mencionadas de cojines de diferentes tamaños y colores. Ya solo queda acompañar el conjunto con una mesita auxiliar en la que dejar un vaso de limonada, pajita incluida. El paraíso existe y lo tienes en tu casa, lo construyes tú.

Porque un sillón no es lo mismo sin cojines. Porque los cojines te hacen sentir “como en casa”. Porque para dejarse caer y recostarse hay que saber que nos abrazarán cojines y almohadones ¡y muchos a ser posible! Así que no necesitas más excusas para combinar tamaños y colores, lisos y estampados sobre el sofá, la tumbona o los sillones. Para las sillas, con un cojín para el asiento es suficiente. Piensa en el cojín para el respaldo si éste es demasiado duro.

Y además de cojines, las colchonetas y sus fundas también darán un toque de color que te pondrá más en conexión con la naturaleza y sus tonalidades: el azul del cielo, el verde de la hierba, los rojos y amarillos del atardecer, el morado de las flores…

Y pensando en tus pies, en la sensación de salir descalzo a la terraza (¡cuánta libertad con un gesto tan sencillo!) y sentir agradables texturas, una alfombra. Sí, has oído bien, una alfombra en el exterior. Es tu momento. Escoge diseños apropiados para este espacio, como las de fibras naturales o las sintéticas de exterior.

Aunque las horas de luz natural se alargan en verano, al final del día cae el sol y la luna y las estrellas te recuerdan que es el momento de rendirse a su mágica luz. Eso sí, acompañadas de una sugerente iluminación que te acompañe, te envuelva y ayude a relajarte.

En muchas terrazas sales, alargas la mano y encuentras un interruptor que enciende un aplique. Pero vamos más allá. Anímate a crear una escenografía perfecta. Una lámpara de techo sobre la mesa de comedor porque no todas las cenas se convocan a la luz de las velas. Una lámpara de mesa o de suelo, enchufada a la corriente, junto al balancín o en un rincón para crear ambientación.

Una opción decorativa de día y decorativa y práctica de noche son las guirnaldas de luces o las macetas luminosas.

Y si el sol es nuestro motor de vida, también lo es para las lámparas de luz solar, que se cargan durante el día y por la noche iluminan lo suficiente sin gastar nada de luz (no lo notarás en la factura). Ssshhh, enciende la luz y la música porque algunos de estos diseños solares reproducen tu música.  El consejo que nunca falla, que no falte en tu noche de verano una vela encendida, es casi como un ritual de relajación. ¿Tú también lo asocias a un momento de placer? Con las opciones que te hemos contado, tendrás una terraza “a todas luces” perfecta.

Al resguardo del sol. Ya tienes tu oasis particular listo para ser disfrutado. Casi. Prácticamente. Solo falta la tan anhelada sombra en los días más calurosos. Esos en los que el sol se aguanta al cobijo de una sombrilla, una vela o una zona techada. Así se siente lo mejor del exterior: los sonidos, la leve brisa, el olor que viaja desde lo lejos… Crea zonas sombreadas con parasoles de pie o de brazo lateral. Hay versiones que se anclan a la pared y se abren a través de un brazo, de manera que no restan espacio en el suelo, o parasoles que se adosan a la pared en forma de medio círculo, para las terrazas más pequeñas.

Soluciones que dejan pasar el aire. Imagina una siesta al aire libre, meciéndote en el melodioso cri, cri de las cigarras a los lejos, mientras la suave brisa mueve los enrollables de bambú que has instalado en tu terraza y que te bañan en un efecto sol-sombra cuando el sol se cuela por las ramitas del enrollable. Y prueba a disfrutar de esa ensalada ligera y sana que te has preparado, un plato lleno de color, vitaminas y sabor, bajo una vela perforada, que dejará pasar el aire mientras te protege del sol, con solo tres puntos de anclaje. ¿Cuál es tu sombra? Tienes para elegir.

Muchas son las corrientes que apuestan por una vuelta a lo natural. ¿Y si empezamos por rodearnos de plantas? Naturales, aportan frescor y colorido. Además, no hay estampa más agradable que salir a regar a última hora de la tarde o a primera de la mañana, antes de ir a trabajar. ¡Un gesto que recarga las pilas de optimismo y alegría! Siempre hay espacio para animar tu terraza con algo de verde, ya sea de gran tamaño en una maceta junto a la puerta o en jardineras con plantas y flores en el perímetro de la terraza. Conecta con ellas y háblales, dicen que con esta terapia lucen más esplendorosas.  ¿Por qué no probar? A todos nos gusta una buena charla.

¡Ahí hay hueco! Haz sitio a las plantas aunque creas que no lo tienes. En la barandilla, con un macetero de los que se fijan directamente a este elemento. Y además están los maceteros apilables que suman en la lista de posibilidades para no resistirse al verde. Con ellos puedes crear una composición de plantas con varios pisos de macetas. Y en la pared, otro huequito, a modo de los tan de moda jardines verticales. No imaginas el frescor que desprenden las plantas después de regarlas hasta que no lo experimentas. Apúntate a sentir esta agradable sensación y sofoca con plantas los días más calurosos. 

Flores que desprenden aroma, una mariposa que se posa en las ramas de tu jardinera, el verde más brillante de las hojas de las plantas de tu terraza. Solo falta sentir el césped bajo los pies y tiene solución. Tu terraza se convertirá en un auténtico jardín si revistes el suelo con césped artificial. Sin los cuidados del césped natural, a la vista nadie notará la diferencia y tú solo tendrás que tender una toalla sobre él y tumbarte.

Reparte ya las fechas del verano y queda con tus amigos. Invítales a disfrutar de una comida al aire libre, enséñales tu terraza y vívela con ellos. ¿Y de menú? Sin complicaciones, que es tiempo de barbacoa: un picoteo sano con crudités de verduras con humus y unas brochetas de tomate con queso y anchoas, una buena ensalada y verduras y carnes con el sabor de las brasas. 

Escoge qué modelo de barbacoa se adapta más a tu terraza. Hay modelos portátiles para sacar directamente a la mesa y que cada uno se prepare su comida mientras van y vienen las anécdotas del verano. Colócala en el centro, prepara unas fuentes con los alimentos en crudo, un poco de sal, aceite de oliva, algunas especias y salsas. ¡A disfrutar de los alimentos a la barbacoa! Y si te preocupa el humo porque en tu comunidad no están permitidas las barbacoas de carbón, prueba con un modelo sin humo o una plancha eléctrica y todo el sabor de una comida al aire libre.