De aburrido a moderno en solo 7 pasos. ¡Dale vida a tu baño! 

Vamos a empezar con lo más práctico, esos elementos que le dan al baño su razón de ser. Hablamos de los sanitarios: lavabo, inodoro… ¡Parece mentira cómo pasa el tiempo por ellos! En los últimos años sus diseños y prestaciones han avanzado de manera increíble; atrás quedan los antiguos inodoros con tapas de plástico o los lavabos con aparatosos pedestales. Precisamente en materia de lavabos, hay tantas opciones que te costará escoger. Nos encantan los que se colocan sobre una encimera, mejor si es suspendida: no solo son súper elegantes, sino que además dejan mucho espacio libre. Los tienes cuadrados, rectangulares, redondos (tipo “sopera”), de piedra, de cerámica…

¿Y qué pasa con el inodoro? Si te decantas por un modelo suspendido con cisterna empotrada, ampliarás el espacio útil y su limpieza será mucho más fácil. Son de estilo plenamente contemporáneo y tienen la capacidad de cambiar la estética del baño de arriba abajo. Además, podrás aprovechar la pared donde se esconde la cisterna como repisa para poner cosas bonitas: un cuadro con un mensaje sugerente, tarros de cristal, plantas…

Tras años de tiranía por parte de los colores neutros en decoración (¡cuántas paredes gris claro, sofás color grafito, alfombras en tonos arena habremos visto!), los tonos más alegres del arco iris vuelven poco a poco a ocupar el lugar que se merecen. Eso sí, usados con cabeza. El baño es un espacio ideal para experimentar con el color, ya que permite más libertad creativa que otros espacios más “serios” como el salón. Puedes empezar añadiendo toques de color en textiles y objetos de quita y pon: toallas, alfombrillas, cortinas de ducha… Cuando veas lo bien que quedan, seguro que te animas a ir un poco más allá.

Por ejemplo, en paredes y techos. Los baños que conservan parte de las paredes sin alicatar permiten incorporar el color en estas zonas, sobre todo si los azulejos son blancos. Una combinación que siempre funciona es revestir las paredes con azulejos blancos tipo “metro” y pintar el resto en un potente color turquesa, con una pintura especial que resista la humedad. Escoge muebles de madera clara y complementos sencillos en metal mate: el resultado te dejará sin palabras. Y quien dice turquesa, dice naranja, granate… ¡Tu color favorito será bienvenido!

Baño grande, baño pequeño: da igual. Actualizar el espacio según las tendencias que mandan es algo que puedes hacer, independientemente de su tamaño. Seguro que te encantan esos baños grandes con zonas de ducha visualmente separadas del resto, que invitan a caminar entre vahos de vapor, quizás con una copa de champán… De película, ¿verdad? Anímate a trasladar este espíritu de glamour a tu propio baño, empezando por delimitar la zona de bañera o ducha.

Si el espacio es amplio y vas a hacer obra, elevar ligeramente la bañera (y el plato de ducha, si es independiente) con una tarima revestida de gresite es una fantástica idea. Fíjate en la foto: ¿no queda precioso? La madera también es una buena elección, sobre todo si eliges una especie tropical que soporte bien la humedad y que aporte al baño su encanto intenso y natural. Y el mejor remate para este baño tan espectacular será, sin duda, un panel de cristal templado: su lámina transparente te aportará la necesaria protección, sin cerrar el espacio visualmente. ¡Que pase la luz!

Imagina tu baño así: en la pared, baldosa hidráulica mate junto a unos azulejos blancos brillantes; y de remate, suelo de madera. Aunque te parezca caótico, la mezcla es una de las tendencias que más tiempo llevan en decoración y que mejores resultados dan. Los baños que mezclan materiales, colores, acabados (mate, brillante y satinado) y estilos (clásico, vanguardista, vintage, retro) son una apuesta ganadora. Además, puedes “jugar” por zonas: decorar el área de la ducha con un revestimiento de suelo a techo, pintar la parte superior de la pared del lavabo con pintura resistente a la humedad, cambiar de azulejos en la zona del inodoro…

La clave para acertar y crear un hilo conductor es buscar un elemento común. Puede ser el color (tonos neutros, colores naturales, una gama pop muy intensa…), las formas geométricas, un acabado en metal (dorado o plateado) o un estilo concreto. ¿Te gustan los mercadillos y las tiendas de segunda mano? Añade objetos de los años 70 y 80 para crear zonas de interés. ¿Las antigüedades clásicas te fascinan? Coloca un espejo con volutas doradas sobre un lavabo rectangular de estilo contemporáneo.

Si antes te proponíamos mezclar, añadir, combinar y sorprender, esta propuesta es más o menos todo lo contrario. Para que en tu baño predomine la sensación de amplitud y luminosidad, no hay nada como despejarlo y quitar todos los adornos superfluos. El minimalismo se alía con la funcionalidad para obtener baños donde transitar resulta cómodo, y donde los materiales despliegan su elegancia sin que nada entorpezca su nobleza y su atractivo. Y si la palabra “minimalismo” no te acaba de convencer (es verdad que esta tendencia está ahora un poco obsoleta), no te preocupes: puedes crear un espacio sencillo, despejado y limpio sin renunciar a una estética más evocadora o clásica.

Para ganar en luz y dejar que el espacio respire, apuesta por el blanco en paredes, techos e incluso suelos: siempre funciona. Fíjate en el baño de la foto y verás que los únicos detalles que contrastan son los cuadradillos del suelo (un encantador pavimento de gres de inspiración retro), el elegante mueble oscuro y la alfombrilla. Retira todos los elementos que no sean imprescindibles o cámbialos por otros más discretos: sustituye la cortina de la ducha o bañera por un panel de vidrio, y retira percheros y estanterías. Para guardar las cosas, lo mejor es optar por un mueble de lavabo amplio y con espacio suficiente. Si aprendes a guardar y a organizar, disfrutarás como nunca de tu baño y te apetecerá muchísimo pasar tiempo en él.

Los baños de las revistas de decoración son preciosos, de acuerdo. Pero, ¿no sientes que muchas veces resultan fríos e impersonales? Y es que donde esté el toque personal de cada uno, que se quiten los accesorios caros… Si adaptas al nuevo estilo de tu baño las tendencias del momento y las aliñas con uno o más detalles de tu cosecha, resplandecerá de personalidad. No hace falta que te compliques ni que hagas grandes obras: puede servir un sticker divertido, algún elemento reciclado (cajas forradas con papel, tarros de cristal con velas aromáticas, un cubo de metal pintado como papelera), una alfombrilla hecha por ti…

¿Eres de esas personas a quienes les gusta rodearse de armonía y equilibrio? Entonces, esta propuesta es perfecta para ti. Consiste en elegir el mismo material para el suelo y las paredes del baño. En realidad no se trataría del mismo material, ya que suelos y paredes tienen necesidades distintas: la idea es intentar mantener la misma sensación, color y textura. Puedes colocar azulejos cerámicos de un tono para la pared y mantener el mismo color y formato en el suelo de gres. O revestir la pared con un friso vinílico que imite la madera y cubrir el suelo con un pavimento laminado de un tono similar. Añade interés y contraste con accesorios y muebles discretos: los de metal cromado y lacados en blanco siempre quedan genial, por mucho tiempo que pase.

Juega con los textiles, las toallas y los accesorios para cambiar el color y el estilo de vez en cuando. ¿El resultado? Un baño práctico y atemporal, que se adaptará a tus necesidades y tu personalidad durante muchos años.