Crisantemos: cuidados, variedades y colores
Florecen en otoño y tienen una gran capacidad decorativa. Conocida también como “flor de los muertos”, los crisantemos destacan por su especial y singular belleza, tanto en maceta como cultivados en el jardín.
Los crisantemos son una de las plantas más populares de otoño e invierno, debido a su atractivo colorido incluso cuando empieza a hacer frío. Cuenta con unas 30 especies, procedentes de Asia y del nordeste de Europa. Es también conocida como “flor de los muertos”, ya que es habitual en la ornamentación de cementerios. En España se asocia con la festividad del Día de Todos los Santos.

Los crisantemos son una planta perenne que pueden alcanzar hasta 1,5 m de alto –en maceta no suele crecer más de 30 cm–. Es característica por sus aromáticas flores y sus tallos, erectos y frondosos. Sus hojas son de un verde grisáceo y tienen un tamaño entre 4 y 9 cm. La floración se produce cuando empieza el otoño y sus flores pueden ser blancas, rosas, rojas, amarillas, violetas, naranjas y hasta bicolores.
Existe una gran variedad de crisantemos que ofrecen diferentes tipos de flores, desde el tipo margarita, a flores tubulares, anémonas, etc. Aunque los más populares son los crisantemos blancos, también conocidos como crisantemos japoneses, debido a su gran belleza y significado.

Origen de los crisantemos
Los crisantemos proceden de Europa y el norte de Asia, aunque hay datos de que fueron cultivadas en la antigua China durante el 1500 a.C, más concretamente en Corea (que por entonces pertenecía al imperio chino). Ganó también mucha popularidad en Japón a partir del siglo VII y sigue siendo una de las flores más preciadas. En Europa es considerada una de las plantas antiguas de jardín más apreciadas. El botánico y naturalista Carlos Linneo fue quien bautizó a esta planta (como a muchas otras): ‘chrys’, palabra griega que significa dorado y ‘anthemom’, cuyo significado es flor.
