La puerta de entrada de la casa es un elemento fundamental si hablamos de seguridad. También es una zona por donde se puede perder mucho calor si no está bien aislada.
Lo primero que debes tener en cuenta para elegirla es el tipo de vivienda donde vives. Las puertas de entrada pueden ser de exterior, para chalets o viviendas que se encuentran en bajos, o de interior, para pisos. Con esto claro, fíjate en el material, que determinará el grado de seguridad.
Las puertas acorazadas, que cuentan con acero en el marco y en la hoja, ofrecen el máximo nivel de seguridad. Las blindadas cuentan con una chapa de acero en el interior de la hoja: cuanto más gruesa sea, más segura será la puerta. Las puertas metálicas están fabricadas con aluminio y, dependiendo del modelo, pueden llegar a ofrecer un nivel de seguridad similar al de las acorazadas. El PVC ofrece una rigidez y resistencia óptima a los golpes. Las que tienen refuerzos de acero aumentan el grado de protección. Las puertas de madera son las que menos contribuyen al nivel de seguridad de tu vivienda.
Para garantizar la seguridad de la casa, la puerta de entrada debe tener como mínimo dos puntos de cierre. Si no vas a sustituirla por un modelo mejor, para que te ofrezca mayor protección te recomendamos cambiar la cerradura por otra de mejor calidad, incluyendo un cilindro o bombín con más prestaciones, por ejemplo antitaladro y antibumping, e incluir más puntos de cierre, con cerrojos y accesorios adicionales.
En cuanto a su grado de aislamiento, las blindadas y las acorazadas son las que más aíslan.