Tan importante como tener espacios distintos y vivirlos cada uno en su momento, lo es también tener la sensación de que todo pertenece al mismo ambiente. Tu dormitorio tipo suite ha de tener un estilo definido que hable de ti y de tu personalidad. Si la habitación es de un estilo y el baño parece sacado de otra casa, el caos está servido. Unificar los ambientes se convierte en algo fundamental para crear esa sensación acogedora, una “habitación propia” como esa de la que hablaba (metafóricamente) Virginia Woolf.
El color, una vez más, viene en tu ayuda. Escoge un tono que establezca un recorrido por todas las partes del dormitorio: baño, vestidor y habitación. Pero ten cuidado: no tienes que pintar todas las paredes o los muebles de ese color. Bastará con que incluyas un detalle aquí, un marco allá, un cojín por este lado, una alfombra por el otro… ¿Ves qué fácil es crear un ambiente envolvente con solo unos pequeños toques?
Y ahora, mira hacia tus pies. El suelo es otro de los aliados que tenemos a la hora de unificar distintas zonas. Con un solo suelo puedes lograr esa sensación tan bonita de continuidad que estabas buscando. Los suelos laminados y vinílicos son fáciles de instalar; no necesitan que te metas en obras, y quedan tan bonitos, ¡que te dará pena pisarlos! Solo te queda dar unos toques finales para lograr ese feeling envolvente y acogedor, personal e intransferible, que convertirá tu dormitorio en un paraíso cercano.
Complementos de madera y cristal, revestimientos de cerámica o vinilo, fantásticas cortinas con texturas que apetece abrazar, ropa de cama de tejido natural… Y voilá: tu sueño, ¡hecho realidad!