Para conseguir la iluminación más eficiente en tu hogar, debes saber elegir que bombilla se adapta mejor a tus necesidades y te permite un ahorro extra para el bolsillo. Para ello, ten en cuenta aspectos como la vida útil (horas de duración de la bombilla), la eficiencia (vatios que consume), los ciclos de cada tipo de bombilla (cantidad de veces que se puede apagar y encender sin mermar su rendimiento) o el color de la luz (amarillo o blanca) antes de decantarte por una tecnología u otra –halógena eco, fluocompacta o LED-.
Te ayudamos a elegir la más conveniente para cada situación.
En la elección ten en cuenta el casquillo, los lúmenes (potencia), la tecnología, la forma y el tono (que se mide en grados Kelvin) de la bombilla.
Las bombillas de tecnología LED son las más eficientes (ofrecen mayor vida útil y menor consumo), además de reducir las emisiones de CO2.
Cada tipo de bombilla tiene unas características a la hora de iluminar un determinado espacio. Por esta razón, es conveniente tener en cuenta algunas características que nos ayuden a decantarnos por la opción más eficiente:
Hay diferentes tipos. Tenemos que saber el casquillo de nuestra lámpara para elegir la bombilla. La letra indica el tipo de rosca, mientras que los números muestran el diámetro.
Los más comunes son el E27 (gordo), E14 (fino) y los GU10 y GU5.3 (para focos empotrables con y sin transformador, respectivamente). Si quieres más información consulta en nuestra página de LEROY MERLIN cómo elegir casquillos.
Puede ser amarilla (cálida) o blanca (fría). El tipo de luz se expresa en grados Kelvin (K).
La forma aporta el toque estético y varía en función de la lámpara donde se coloque la bombilla y el estilo que se quiera impregnar. Las más habituales son las redondas, de vela, en espiral o de globo.
Es la cantidad de luz que emite una bombilla y se expresa en lúmenes (lm). A mayor cantidad de lúmenes, más intensidad de luz. Tendremos en cuenta la potencia que necesitamos en función del número de fuentes de luz en la misma estancia.
Se mide en vatios (W). A menos vatios, mayor ahorro en la factura.
Es el número de horas de emisión de luz que tiene una bombilla. La que tiene mayor vida útil es la bombilla LED (de 15.000 a 50.000 horas), seguidas de las fluocompactas (de 10.000 a 20.000 horas) y las halógenas (de 2.000 a 5.000 horas).
Es el tiempo que tarda una bombilla en alcanzar su máximo rendimiento (en encenderse completamente). Las halógenas y led se encienden instantáneamente; las fluocompactas tardan de 20 hasta 60 segundos.
Es la cantidad de veces que se puede apagar y encender una bombilla. La tecnología LED resiste mejor los encendidos y apagados sin reducir su rendimiento.
El haz de luz de la bombilla. A menor ángulo, más focalizada estará la luz en un punto concreto. Por ejemplo, 40 grados bastarían para enfocar una vitrina, un cuadro o cualquier objeto. Para iluminar habitaciones completas se aconseja un ángulo de 120 grados de apertura. Otra muestra: los focos empotrables llevan una bombilla halógena de 36 grados.
No todos los tipos de bombillas consumen los mismos vatios (W), a pesar de tener la misma intensidad de luz. Una incandescente necesita 40 W para obtener unos 400 lúmenes, mientras que una LED solo consumirá 8 W.
Pasar de las bombillas tradicionales a la tecnología LED en una casa puede suponer un ahorro en la factura de la luz de hasta el 80%.