Mantén limpias todas las estancias de tu hogar. Hay un sinfín de productos que sirven para limpiar, tratar y proteger cualquier tipo de superficie. Dependiendo del uso y el material que se quiera limpiar habrá que elegir el producto adecuado para respetar las propiedades del suelo, mueble, cristal o electrodoméstico a limpiar.
Existen productos específicos para la limpieza en exterior y otros para interior.
Hay productos ecológicos y biodegradables como desengrasantes que limpian respetando el medio ambiente.
Cada material necesita un producto concreto que para limpiarlo sin dañarlo:
Los elementos de exterior tienen que resistir las inclemencias del tiempo (humedad, incidencia de los rayos UV…).
1. Mobiliario de exterior.
Los lasures son recubrimientos que aportan una protección total a todas las superficies porosas, como la madera, el barro, el cemento o la piedra -también puede usarse para maderas de interior-. En exteriores con sol directo es indispensable aplicar lasures con color para reforzar la protección solar de los filtros solares. Puedes elegir entre lasures incoloros u opacos, con acabados brillantes o también de colores.
Consejo: Cómo aplicar los lasures
Otro modo de proteger los muebles exteriores y nutrirlos es aplicando aceite de teca, sobre todo en climas húmedos y en maderas exóticas (tarimas, vigas…). Los aceites no forman película (a diferencia de los barnices) en la superficie de la madera, de modo que se mantiene su aspecto natural y su tacto.
Una solución cómoda y sencilla, porque no requiere de instalación ni montaje, es la de cubrir el mobiliario de exterior con fundas protectoras. Hay fundas específicas para cada tipo de mueble: para mesas, conjuntos de, sillas, tumbonas, parasoles, barbacoas o para el porche completo.
Consejo: Cuidar los muebles del exterior
Los limpiadores para barbacoas eliminan la grasa y los residuos quemados de sartenes, hornos, planchas, fogones, parrillas… y todos los accesorios.
2. Suelos y paredes de exterior.
Puedes limpiar las superficies con un limpiador de agua a presión para desincrustar la suciedad provocada por estar a la intemperie siempre que el suelo no sea de madera.
Existen todo tipo de productos concretos para cada tipo de suelo:
Para aplicar sobre la piedra y el ladrillo –usados en suelos y senderos de entrada, pilares, bases para barbacoas o mesas y bancos–, existen barnices específicos que sellan los poros y evitan que se empapen de agua. Los hay brillantes (con efecto mojado) y satinados. Estos productos realzan la estética del material, le dan un aspecto más nuevo y limpio, y protegen las superficies de las manchas. También reducen el deterioro causado por la exposición solar, ya que incorporan filtros contra los rayos ultravioletas.
Los suelos de piedra son especialmente delicados porque la suciedad se cuela en los poros y es difícil de eliminar. Se recomienda proteger la piedra con un impermeabilizante invisible, que actúa como una película que reduce la porosidad sin alterar su tono natural, la protege de la humedad, la suciedad y evita la aparición de moho y manchas.
En el caso del mármol puedes aplicar una cera específica para que mantenga su brillo natural.
La madera en exterior tiene que ser tratada para evitar hongos, termitas e insectos. Se aconseja aplicar un protector una o dos veces al año. Debe fregarse habitualmente con agua y jabón neutro y nunca con un limpiador de alta presión.
Los suelos de cerámica que mejor uso dan en zonas exteriores son los porcelánicos. Por eso basta con fregarlos con agua templada y desengrasantes específicos para estos suelos.
3. Toldos y pérgolas.
Los toldos y parasoles requieren un mantenimiento para alargar su vida útil. Para prevenir problemas es necesario aplicar un spray antihongos y antiácaros y cuidar su mecanismo de apertura y cierre lubricándolos y tratándolos con productos antioxidantes.
4. Piscinas.
Además de colocar lonas o cobertores de protección, es necesario llevar a cabo el mantenimiento de los filtros. Los productos específicos para los filtros y sus componentes desapelmazan la arena y mejorar la vida útil y capacidad de filtración.
5. Garaje
Si tienes puerta de acceso al garaje lava la puerta metálica con agua y un limpiador neutro (nunca productos abrasivos) para evitar que se oxide.
Puedes aplicar esmaltes específicos para metales de exteriores. Se trata de pinturas antióxido que secan rápido y que protegen la puerta durante varios años aportando un resultado decorativo.
1. Suelos de interior.
Barre y aspira periódicamente el suelo.
2. Cocinas.
Las cocinas retienen grasa y restos de comida por lo que es necesario el uso de desatascadores tanto para que circulen bien las canalizaciones como para prevenir problemas futuros.
Por otra parte, la encimera tiene que estar siempre limpia porque sobre ella se manejan alimentos. Su limpieza variará según el tipo del material:
Para mantener los electrodomésticos en buen estado es conveniente limpiarlos después de su uso (en el caso del horno, microondas y otros electrodomésticos pequeños) con un estropajo suave y lavavajillas. Para una limpieza más profunda puedes usar productos específicos.
Los filtros de campana tienen que ser revisados y limpiados frecuentemente porque si la grasa se acumula los filtros ya no podrán cumplir su función de absorber la suciedad.
3. Cuartos de baño.
Para sanear los aseos puede que necesites productos antical o vinagre blanco que evita que no se vuelvan a ensuciar con la humedad.
Para tratar los grifos tienes que elegir una bayeta correcta y no rugosa para que no lo rayes. Dependiendo del acabado de tu grifería tendrás que seguir unos consejos:
Para el interior del inodoro, bidé, lavabo y bañera existen desinfectantes específicos que además aportan un aroma agradable o también puedes usar lejía para baños y la dejas actuar unos minutos. Hay desatascadores específicos para baños que eliminan restos de jabón y residuos orgánicos que bloquean los desagües.
Con respecto a los azulejos tienes que ser cauto y no usar productos corrosivos que estropeen el acabado.
4. Chimeneas.
Limpiar la chimenea es vital no solo para eliminar la suciedad sino para evitar incendios.
Puedes usar productos antihollín, fáciles de aplicar sobre las llamas, de modo que disuelve el hollín, la grasa y el humo acumulado en las paredes de la chimenea. Lo mismo sirve para estufas y algunos fogones.